El 15 de este mes de mayo perdimos a uno de los grandes. Todavía es
pronto para calibrar el vacío que dejará su ausencia, pero ya se adivina la
soledad en la que ha dejado algunas de las ilustres tribunas iberoamericanas.
Carlos Fuentes ha muerto vivo. Conservaba erguido su porte, lúcido su
pensamiento, elocuente su palabra y cumplía su cita diaria con la escritura.
Pese a tener 83 años, todos coinciden en que contagiaba mucha vitalidad.
Conversando sobre el tiempo, tema tan presente en sus escritos, dijo
una vez: “Yo lo que temo del tiempo es que no me alcance para escribir todo lo
que me falta y es muchísimo”.
Queremos dar las gracias
a Carlos Fuentes, por regalarnos la belleza de las letras para contar historias
inolvidables, por su fervor por la literatura, y por exigir un mundo más justo
y solidario. Su maestría literaria y sus
escritos quedan en la memoria colectiva de millones de personas.
En Palibrio
queremos rendir un homenaje a este escritor entusiasta que internacionalizó la
cultura mexicana. Tus letras nos inspiran cada día.